SANTO DOMINGO, República Dominicana – Representantes de la industria del plástico de República Dominicana y Colombia han alzado su voz contra la propuesta de prohibir completamente el uso de productos plásticos, como el foam, en el país. El sector advierte que las restricciones absolutas, sin el debido respaldo científico, educativo y de políticas públicas efectivas, podrían acarrear consecuencias económicas, sociales y ambientales negativas.
El debate surge en medio de la evaluación en el Senado de un proyecto de ley, propuesto por el senador Rafael Barón Duluc, que busca eliminar definitivamente el uso del foam de un solo uso en un plazo de cinco años, con el objetivo de proteger el medio ambiente y los recursos naturales.
Circe Almánzar, exvicepresidenta de la Asociación de Industrias de República Dominicana (AIRD), enfatizó la necesidad de avanzar hacia una economía circular, pero sin tomar decisiones drásticas que puedan afectar la productividad nacional. “Nosotros somos unos convencidos de que la prohibición de los plásticos y de cualquier material no es la solución. Porque tú lo que haces es que en vez de regularlo, lo que haces es que lo prohíbes, te olvidas del material y puede causar mayor impacto”, aseguró Almánzar, abogando por una “regulación efectiva del producto”.
Por su parte, José María Munné, director de la Asociación Dominicana de la Industria del Plástico (Adiplast), informó que el sector ha participado activamente en el diálogo legislativo, proponiendo alternativas como la inclusión de contenido reciclado, el ecodiseño y el uso de aditivos biodegradables. “El plástico en realidad no es ni mejor ni peor que cualquier otro producto”, señaló Munné, añadiendo que se debe trabajar “de manera constructiva para que primero no haya prohibición de ningún producto, pero que sí tomemos en cuenta acciones y medidas que apoyen y fomenten la sostenibilidad, tanto en el plástico como en otros productos”.
Munné destacó la relevancia económica del sector del plástico en la República Dominicana, que agrupa a más de 400 empresas, genera más de 11,000 empleos directos y 45,000 indirectos. En 2024, la industria reportó ventas locales por más de RD$59 mil millones y exportaciones que superaron los US$700 millones. A pesar del costo que implica la transformación hacia materiales más sostenibles, Munné afirmó que las principales empresas ya están adoptando soluciones como el uso de aditivos de biodegradación en el foam, sin que esto repercuta en un aumento de precio para los consumidores.
“No se trata de ideología, sino de ciencia”
El debate fue enriquecido con la perspectiva internacional de Cristian Halaby Fernández, presidente de la Cámara Ambiental del Plástico de Colombia, quien hizo un llamado a basar las decisiones en la ciencia y no en la percepción. “Cuando hablamos de biodegradación no estamos hablando de fragmentación, estamos hablando de biodegradación por medio del consumo de los microorganismos. Cuando los microorganismos se sientan atraídos al plástico y se lo puedan comer en un proceso digestivo, ahí tenemos un verdadero cierre de ciclo”, explicó.
Fernández advirtió que la sustitución del plástico por otros materiales sin un análisis técnico profundo podría tener efectos contrarios a los objetivos ambientales. Citó como ejemplo que la fabricación de productos de papel, metal o vidrio puede consumir hasta 25 veces más energía y agua, lo que se traduce en un mayor costo para las familias. “El impacto real va a ser en que si una persona todos los días compra un plato o un vaso plástico y lo tiene que cambiar por otro de otro material, va a pagar cuatro pesos. Y eso, al final del mes, empieza siendo un tema importante para la vida familiar, un tema de inflación”, afirmó.
Además, el experto colombiano resaltó que materiales como las redes de pesca o la ropa deportiva son los principales generadores de microplásticos, pero su eliminación no suele ser parte de la discusión pública. Fernández concluyó categóricamente que “la prohibición es el peor de los errores”.
La postura del sector industrial destaca la complejidad de la gestión de residuos y la necesidad de un enfoque integral que priorice la innovación, la regulación efectiva y la educación sobre las prohibiciones absolutas.