El gobierno de Haití lanzó una contundente acusación contra República Dominicana, Estados Unidos y Colombia este jueves, señalándolos como contribuidores al deterioro de su seguridad interna. Durante una sesión especial de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el ministro de Defensa haitiano, Jean Michel Moïse, afirmó que el tráfico ilegal de armas y drogas desde esos países está alimentando la crisis de violencia en su nación.
Moïse sostuvo que la grave inseguridad en Haití no es únicamente producto de factores internos, sino de la acción transnacional de grupos criminales. En este contexto, apuntó directamente a la República Dominicana como una vía clave para el ingreso de armamento ilegal, describiendo la frontera compartida como “altamente porosa” y permeable al contrabando. “La República Dominicana, con quien compartimos una frontera larga y vulnerable, se ha convertido en una de las principales rutas de ingreso de armas que terminan alimentando el conflicto armado en nuestro país”, declaró el ministro, quien también denunció la existencia de “estructuras corruptas que facilitan el paso clandestino de cargamentos bélicos”.
El funcionario enfatizó que Haití “no produce ni armas ni drogas”, y que la violencia que desangra a su población es el resultado directo del ingreso de recursos ilícitos desde el extranjero. Denunció que el país se ha convertido en un “peón” en un tablero regional, donde redes internacionales utilizan a las pandillas haitianas para controlar territorios y mover bienes ilícitos.
Respecto al narcotráfico, el ministro señaló a Colombia como el origen principal de las drogas que atraviesan suelo haitiano. Según Moïse, esto ha propiciado la consolidación de una “economía criminal” que vincula pandillas, lavado de activos, trata de personas y tráfico de órganos. “Haití está atrapado en una maquinaria regional de crimen organizado que sobrepasa nuestras capacidades como Estado”, lamentó.
A pesar de las duras críticas, Moïse reconoció “los esfuerzos de República Dominicana” en el apoyo a la reconstrucción de las fuerzas armadas haitianas. No obstante, subrayó que, sin una cooperación estructural robusta de la comunidad internacional, Haití no podrá frenar el avance de las redes delictivas ni recuperar su soberanía.
El ministro hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para fortalecer las instituciones de defensa y seguridad de Haití. Solicitó ayuda en la formación de soldados, la creación de bases militares y la adquisición de equipamiento moderno, incluyendo drones, helicópteros y patrullas costeras, con el fin de vigilar eficazmente sus costas y la frontera con la República Dominicana.
“La restauración de la soberanía haitiana no puede lograrse de forma aislada. Necesitamos un esfuerzo colectivo para detener el flujo de armas y drogas que alimentan la violencia”, sostuvo Moïse, concluyendo que la crisis en Haití es una amenaza para toda la región y que “los Estados de la región no pueden seguir siendo indiferentes a una crisis que ya ha cruzado sus propias fronteras”.