Chicago, EE.UU. – Chicago se ha convertido en un nuevo epicentro de la creciente ola de indignación contra las políticas migratorias del gobierno federal, sumándose a otras ciudades de Estados Unidos en una masiva protesta contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Miles de manifestantes tomaron las principales calles de la ciudad, exhibiendo pancartas con lemas contundentes como “El pueblo dice ¡Fuera ICE de Chicago!”, un claro llamado a la desmilitarización de la aplicación de la ley migratoria en la ciudad.
La movilización en la “Ciudad de los Vientos” se produce en un contexto de creciente tensión nacional, avivada por redadas migratorias y la retórica endurecida sobre inmigración. Lo que comenzó como un fuerte rechazo en Los Ángeles a los operativos del ICE, ha escalado rápidamente, extendiéndose a urbes como Nueva York, Austin, Atlanta y Boston. Chicago, conocida por sus políticas de “ciudad santuario” que buscan proteger a los inmigrantes indocumentados, se ha unido con fuerza a este clamor nacional.
Los manifestantes, compuestos por una diversidad de organizaciones pro-inmigrantes, activistas comunitarios y ciudadanos preocupados, expresaron su frustración y miedo ante las acciones del ICE. La preocupación se intensificó tras recientes operativos en barrios como South Loop, donde se reportaron detenciones de personas que acudían a citas de rutina en las oficinas de ICE, e incluso la presunta colaboración de la policía local, lo que generaría una violación a la Ordenanza de Ciudad Acogedora de Chicago.
Uno de los momentos más tensos durante la protesta de este martes fue cuando un vehículo se dirigió hacia la multitud que marchaba cerca de la intersección de Monroe y State, resultando en al menos una persona herida con una fractura en el brazo izquierdo. Este incidente, que está siendo investigado, subraya la polarización y el riesgo inherente a estas manifestaciones.
A pesar de las protestas, el gobierno federal, a través de la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha reiterado su compromiso de continuar con las redadas y deportaciones, afirmando que “ICE seguirá aplicando la ley”. Sin embargo, el movimiento anti-ICE en Chicago y otras ciudades de Estados Unidos se muestra cada vez más organizado y decidido a defender los derechos de los inmigrantes, exigiendo un cambio en la política migratoria y el fin de lo que consideran una “caza de brujas” contra las comunidades vulnerables. La jornada de hoy evidencia que la resistencia se consolida, marcando un capítulo crucial en el debate migratorio estadounidense.