Madrid, España – El reconocido cantautor español Alejandro Sanz ha roto el silencio ante las acusaciones de “uso” por parte de una fan, Ivet Playà, quien afirmó haber mantenido una relación íntima con el artista tras años de admiración. Sanz, en una historia publicada en su cuenta de Instagram, rechazó categóricamente las imputaciones y sugirió que la reacción de Playà surge a raíz de su negativa a invertir en “negocios familiares” propuestos por ella.
“Yo tenía un recuerdo muy bonito de nosotros dos, personas adultas compartiendo su cariño, siendo libres. Qué pena que este sentimiento se haya roto ahora”, expresó Sanz en el inicio de su comunicado.
El intérprete de “Amiga mía” detalló que la propuesta económica por parte de Playà le fue planteada en mayo, y que la rechazó siguiendo las recomendaciones de sus asesores. “Siento que tu reacción sea esta, pero quiero que sepas que nunca he sido partícipe de estas prácticas y así seguiré toda mi vida. Te deseo encuentres pronto tu camino y felicidad”, concluyó el artista en su mensaje.
La Versión de la Fanática
Por su parte, Ivet Playà, de 26 años, ha ofrecido un testimonio que pinta un cuadro diferente. Playà confesó haber sido admiradora de Sanz desde su adolescencia. Su ilusión se encendió cuando el cantante la siguió en Instagram en 2015. Aunque se conocieron personalmente tiempo después, cuando ella tenía 18 años y él 49, el contacto previo en redes sociales ya la había cautivado.
“Me siguió en redes sociales y yo alucinaba con que alguien como él, tan famoso y querido por todo el mundo, me mandaba mensajes privados y me comentaba mis fotos”, relató Playà.
La joven también reveló un punto crucial de su relación con el artista: “Con 22 años dejé mi hogar en Barcelona para mudarme a Madrid sola porque Alejandro Sanz me contrató para trabajar para él”. Añadió un detalle inquietante sobre un supuesto espionaje en sus comunicaciones privadas durante esa época: “En esa época no sé realmente el motivo, pero nos espiaban las conversaciones que manteníamos por privado. La verdad es que, yo al menos, no tengo nada ni tenía nada que esconder”.
Esta declaración de Sanz marca un nuevo capítulo en esta controversia, dejando entrever una disputa que va más allá de lo personal y que podría tener implicaciones legales si las partes deciden escalar el conflicto.