Caracas, Venezuela — El presidente Nicolás Maduro ha desatado una ola de indignación nacional e internacional al adelantar la celebración de la Navidad al 1 de octubre, una práctica recurrente en su gestión, pero que este año se ha visto empañada por la polémica de su escenario: El Helicoide, la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y reconocido por la ONU como el mayor centro de torturas del país.
El evento, lejos de pasar desapercibido, se ha convertido en un símbolo de la indiferencia del régimen ante las denuncias de violaciones a los Derechos Humanos.
El Simbolismo Macabro de la Fiesta
La polémica celebración incluyó un espectáculo de fuegos artificiales, música bailable y el tradicional encendido de las luces navideñas en la estructura. Este despliegue festivo se llevó a cabo sobre un edificio cuya reputación es oscura y bien documentada:
Centro de Represión: El Helicoide es la prisión donde se recluye a numerosos presos políticos y opositores, y ha sido objeto de múltiples informes de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU, que documentan torturas sistemáticas, tratos crueles e inhumanos, y violaciones que constituyen crímenes de lesa humanidad.
Indignación de las Víctimas: El sonido de la celebración y la pirotecnia desde el epicentro de la represión es interpretado por familiares y activistas como una burla cruel y deliberada hacia quienes están detenidos allí y hacia todos los venezolanos que sufren la crisis humanitaria y política. Organizaciones como el Foro Penal han registrado el paso de miles de opositores por centros de reclusión del chavismo, siendo El Helicoide el más tristemente célebre.
Estrategia de Cortina de Humo
Analistas políticos señalan que el adelanto de la Navidad es una estrategia anual del gobierno para inyectar una sensación de “normalidad”, “felicidad” y consumo en la población, funcionando como una cortina de humo para desviar la atención de la severa crisis económica y la represión interna.
Sin embargo, al elegir El Helicoide como escenario para esta inauguración navideña, el régimen de Maduro envía un doble mensaje de poder: por un lado, proyecta alegría a través de los medios estatales, y por el otro, subraya la impunidad al celebrar abiertamente en un lugar asociado con los peores abusos.
La decisión de Maduro de iniciar la festividad en un lugar de dolor ha cimentado la crítica internacional, que ve en el acto una nueva muestra de la estrategia de un gobierno que busca obligar a la población a ser feliz mientras ignora las denuncias de su propio aparato de seguridad.