La decisión de la Administración Trump de suspender el Estatus de Protección Temporal (TPS) para Haití ha caído como un jarro de agua fría sobre la comunidad haitiana residente en Florida, el estado con la mayor concentración de inmigrantes de esta nación. El anuncio, realizado este viernes, echa por tierra años de sacrificios y destroza los sueños de miles de personas que habían encontrado un refugio y una nueva vida en Estados Unidos.
“Hoy, millones de vidas, sueños y sacrificios de quienes simplemente buscan una vida mejor se ven destrozados por el racismo que se ha arraigado, en lugar de la humanidad”, lamentó una de las beneficiarias del programa, que prefirió mantenerse en el anonimato en un comunicado emitido por la Coalición de Inmigrantes de Florida (FLIC). La misma persona añadió con profunda tristeza: “Esta decisión significa que no solo perderé la protección legal que me brinda el TPS, sino también mi sustento y el sentido de pertenencia que mi madre y yo trabajamos tanto para construir en este país. Aunque ya no esté con nosotros, todo por lo que luchamos será arrebatado”.
Otro afectado por la suspensión de este programa humanitario, que también optó por el anonimato, advirtió sobre las graves consecuencias de esta medida. Según él, la orden del Gobierno estadounidense desestabilizará a más de medio millón de vidas que, irónicamente, tienen un impacto significativo en la sociedad estadounidense.
“Estas son las manos que los curan, los alimentan, educan a sus hijos y sirven a sus comunidades. Revocar el TPS haitiano no es una política, es un sabotaje humano y económico. No se puede llamar a las personas esenciales cuando les beneficia y luego desecharlas cuando no”, sentenció, destacando la contribución vital de estos inmigrantes a la economía y los servicios de Estados Unidos.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) justificó la suspensión del TPS para Haití argumentando que la situación en el país caribeño “ha mejorado lo suficiente” como para que sus ciudadanos puedan regresar con seguridad. Sin embargo, esta afirmación contrasta con las advertencias del propio Departamento de Estado de EE. UU., que en su sitio web sigue recomendando a los estadounidenses no viajar a Haití debido a los disturbios civiles, los secuestros y otras graves amenazas.
Todd Schulte, presidente de FWD.us, señaló en un comunicado que las condiciones que llevaron a EE. UU. a otorgar el TPS a los haitianos, como el devastador terremoto de 2010, persisten. En este contexto, la decisión de la Administración Trump resulta aún más controvertida.
Cerca de 521,000 ciudadanos haitianos estaban protegidos por el TPS, un amparo que se concede a personas que han migrado a Estados Unidos por desastres naturales o conflictos armados, permitiéndoles vivir y trabajar legalmente hasta que su país de origen sea considerado seguro para el retorno. El expresidente Joe Biden había extendido este beneficio en julio pasado hasta 2026.
Tras la decisión de la Administración Trump, que ya había anticipado la suspensión en febrero, se ha instado a los haitianos que se acogían al TPS a abandonar el país antes del 2 de septiembre de este año. Florida alberga la mayor concentración de haitianos en Estados Unidos, con cerca de medio millón, seguida de Massachusetts con más de 80,000.