LONDRES, REINO UNIDO — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sorprendido a la comunidad internacional con un drástico cambio en su discurso sobre la guerra en Ucrania. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro británico, Keir Starmer, en la residencia de Chequers, Trump reconoció que el conflicto es mucho más difícil de resolver de lo que él mismo había previsto.
El mandatario estadounidense hizo una de sus declaraciones más notables hasta la fecha al afirmar que el presidente ruso, Vladímir Putin, lo ha “defraudado profundamente”. Esta frase marca un distanciamiento significativo de la postura que Trump había mantenido históricamente, en la que a menudo expresaba admiración por el líder del Kremlin.
Un giro en la retórica presidencial
Las palabras de Trump representan un giro notable en su enfoque sobre el conflicto. Durante su campaña y en su primer mandato, el presidente solía sugerir que podría negociar una paz rápida en Ucrania. Sin embargo, su reciente declaración indica una evaluación más sobria de la situación geopolítica. Este reconocimiento de la complejidad del conflicto podría señalar un cambio en la política exterior estadounidense.
El impacto de la declaración sobre Putin
La decepción expresada hacia Putin es particularmente relevante dada la historia de su relación. Trump ha evitado en gran medida criticar al líder ruso en el pasado, incluso en los momentos de mayor tensión internacional. La admisión de que se siente “profundamente defraudado” sugiere una reevaluación de su relación con el líder ruso y podría tener implicaciones en futuras negociaciones o en la postura de EE. UU. respecto a la guerra. La declaración, hecha en suelo británico y junto a un socio clave, añade peso a lo que podría ser un nuevo capítulo en la política exterior de la administración.