ANCHORAGE, ALASKA — El presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder ruso, Vladímir Putin, concluyeron su cumbre en Alaska sin un acuerdo concreto para poner fin a la guerra en Ucrania. La reunión, que duró cerca de tres horas, fue descrita como “productiva” por ambos, pero dejó a la comunidad internacional con más preguntas que respuestas.
Durante sus breves declaraciones a la prensa después del encuentro, Putin afirmó que, si Trump hubiera sido presidente en lugar de Joe Biden, la invasión de Ucrania no habría ocurrido, citando la “muy buena relación” que tienen. Esta declaración, que valida uno de los argumentos recurrentes de Trump, fue uno de los momentos más comentados de la cumbre.
Sin acuerdo tangible y un futuro incierto
A pesar de las palabras optimistas de ambos líderes, la ausencia de un cese al fuego o un plan de paz claro fue la principal conclusión de la cumbre. Trump declaró que “no hay trato hasta que haya un trato”, reconociendo que, si bien hubo avances en “muchos puntos”, quedaron “un par de grandes” desacuerdos sin resolver. Por su parte, Putin no mencionó la palabra “cese al fuego”, reiterando que las “causas fundamentales” del conflicto deben ser abordadas.
La falta de detalles sobre los puntos discutidos y la decisión de ambos líderes de no aceptar preguntas de los periodistas ha generado preocupación en Europa y Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no estuvo presente en la reunión. La administración Trump indicó que el presidente informaría a Zelenski y a los líderes de la OTAN sobre los resultados del encuentro.
Victoria diplomática para Putin
La cumbre, que marcó la primera vez que Putin pisó suelo estadounidense en más de una década, es vista como una victoria diplomática para el líder ruso. El recibimiento con alfombra roja y la deferencia mostrada por Trump ayudaron a Putin a romper el aislamiento al que ha sido sometido por parte de Occidente desde la invasión.
Mientras la cumbre se desarrollaba, los combates en el este de Ucrania continuaron sin interrupción, subrayando la distancia entre la diplomacia y la realidad sobre el terreno. Ahora, la atención se centra en los próximos pasos de la administración Trump y si las conversaciones de Alaska se traducirán en un progreso real para poner fin al conflicto.