Un día de protestas pacíficas se tornó en una tragedia en Nepal, donde al menos 15 personas perdieron la vida y decenas resultaron heridas después de que la policía abriera fuego contra una multitud de miles de jóvenes. Los manifestantes intentaban marchar hacia el Parlamento para protestar contra una controversial ley que prohíbe el uso de redes sociales como Facebook, X (antes Twitter) e Instagram.
La jornada, que comenzó con llamados a la desobediencia civil a través de plataformas digitales, escaló rápidamente a un enfrentamiento violento. La prohibición, impulsada por el gobierno con el argumento de proteger la “soberanía nacional” y la “armonía social”, ha sido ampliamente criticada por activistas de derechos humanos y opositores políticos que la ven como una restricción a la libertad de expresión.
Contexto de la represión y la controversia legal
La medida del gobierno nepalí se enmarca en un patrón creciente en Asia y otras partes del mundo, donde los estados buscan controlar la narrativa digital y silenciar la disidencia. La ley prohíbe el uso de cualquier red social que no haya sido registrada y autorizada por el gobierno, una medida que, en la práctica, cierra el acceso a las plataformas más populares.
Testigos presenciales describieron un escenario caótico. La policía, equipada con gases lacrimógenos y bastones, intentó dispersar a la multitud, pero el número de manifestantes era abrumador. La situación se salió de control cuando los jóvenes intentaron romper el cordón de seguridad, momento en el que se escucharon los primeros disparos. Los informes iniciales indican que las víctimas recibieron heridas de bala, lo que ha generado una ola de indignación a nivel nacional e internacional.
Reacciones y futuro incierto
La muerte de los manifestantes ha desencadenado una crisis política en Nepal. Partidos de la oposición y organizaciones de la sociedad civil han condenado enérgicamente el uso de fuerza letal y han exigido la renuncia del ministro del Interior. Se espera que las protestas se intensifiquen en los próximos días, desafiando aún más la autoridad del gobierno.
Expertos en derechos digitales advierten que la represión podría tener un efecto contrario al deseado por las autoridades. En lugar de silenciar a la población, el gobierno podría estar alimentando un movimiento de desobediencia civil masivo, impulsado por la frustración de una generación que ha crecido con el acceso a la información y la comunicación global.
La comunidad internacional, incluyendo a la ONU y diversas ONGs, ha emitido comunicados pidiendo una investigación independiente y el respeto a los derechos humanos. El futuro de la ley y la estabilidad política en Nepal penden de un hilo.