ÁMSTERDAM, PAÍSES BAJOS. La prestigiosa casa de moda Louis Vuitton se encuentra en el centro de una investigación en curso en los Países Bajos, donde su filial es escudriñada por posibles deficiencias en los controles antilavado de activos. El escrutinio surge tras la detección de patrones de compra inusuales vinculados a una clienta de nacionalidad china, según reveló The New York Times.
La fiscalía neerlandesa examina si la compañía incumplió las normativas locales de prevención de lavado de dinero, al descubrir múltiples transacciones en efectivo que, individualmente, se mantenían por debajo del umbral de 10.000 euros —cantidad que exige el reporte automático de operaciones sospechosas.
La mujer bajo investigación, identificada como Bei W., habría blanqueado cerca de 3 millones de euros entre 2021 y 2023 mediante la adquisición sistemática de productos de lujo. Las autoridades holandesas sospechan que estos artículos eran luego enviados a Hong Kong y China.
El caso involucra a otras dos personas, una de las cuales era empleada de la tienda Louis Vuitton y, presuntamente, informaba a la clienta sobre la disponibilidad de nuevos productos. La fiscalía sostiene que el dinero utilizado en estas compras provenía de actividades delictivas cometidas por un individuo ya condenado, vinculado a la misma red criminal.
Este incidente reaviva el debate sobre el uso de bienes de lujo para ocultar fondos ilícitos. Aunque los comercios del sector no están sujetos a las mismas obligaciones regulatorias que los bancos, sí deben reportar actividades sospechosas, incluso si los montos de las transacciones son inferiores al umbral de reporte automático.
La normativa vigente en los Países Bajos, en consonancia con las directrices del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), exige a los comerciantes identificar tanto señales objetivas como conductas sospechosas que puedan estar ligadas a delitos financieros.
Expertos señalan que el modus operandi de la implicada se asemeja al “daigou”, una práctica común de adquirir artículos de lujo fuera de China para revenderlos en ese país. Sin embargo, en este caso, la procedencia criminal del dinero diferencia esta operación de las compras por encargo legales.
El interés internacional en este tipo de operaciones ha crecido, especialmente luego de que el gasto mundial en bienes de lujo personales superara los 400 mil millones de dólares en 2023. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de EE. UU. ha alertado previamente sobre redes chinas especializadas en lavado de dinero, que a menudo operan con la complicidad de empleados internos para facilitar la movilización de grandes sumas sin levantar sospechas.
Hasta el momento, Louis Vuitton Países Bajos no enfrenta cargos formales, pero permanece bajo la observación de las autoridades locales, quienes buscan determinar si existió negligencia en sus controles internos. Expertos internacionales como James R. Richards (ex ejecutivo de Wells Fargo) y Alex Zerden (ex funcionario del Tesoro estadounidense) han advertido que, a pesar de los avances regulatorios, el mercado del lujo sigue siendo vulnerable a los delitos financieros debido a sus debilidades estructurales.