El 1 de agosto de 1882, desde una imprenta instalada en la calle Isabel la Católica de la Ciudad Colonial, vio la luz por primera vez un periódico que cambiaría para siempre el ejercicio del periodismo en la República Dominicana: Listín Diario, el hoy conocido como Decano de la Prensa Nacional.
Fundado por Arturo Pellerano Alfau y Julio S. Saviñón, en sus inicios Listín Diario Marítimo era un modesto boletín que informaba sobre los movimientos de barcos en los puertos. Sin embargo, muy pronto se transformó en un medio de carácter noticioso y de opinión que acompañaría al país en sus momentos más luminosos y en sus episodios más complejos.
Hoy, al cumplirse 163 años de su fundación, Listín Diario continúa siendo un referente del periodismo responsable, con vocación de servicio, apego a los valores democráticos y un firme compromiso con la verdad.
Testigo y protagonista de la historia
El Listín ha estado presente en cada capítulo de la historia dominicana: desde la Restauración, la ocupación estadounidense, las dictaduras, la transición democrática, los procesos electorales, los fenómenos naturales, las gestas patrióticas y los grandes avances sociales. Su archivo histórico constituye una memoria viva de la nación.
En 1916, cuando se enfrentó a la censura impuesta por la intervención estadounidense, fue clausurado por defender la soberanía nacional. Retomó su circulación en 1921 y desde entonces ha sido un símbolo de resistencia, independencia editorial y defensa de los intereses del pueblo dominicano.
Comprometido con la modernización
En el siglo XXI, Listín Diario ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Ha integrado nuevas plataformas digitales, innovado en sus formatos de distribución y acercado el contenido a las audiencias jóvenes, sin abandonar el rigor que lo caracteriza. Su portal web, redes sociales, pódcasts, videorreportajes y transmisiones en vivo lo colocan entre los medios más leídos y confiables del país.
Además, ha fortalecido su rol educativo con secciones especializadas en ciencia, salud, arte, historia, cultura y tecnología, contribuyendo con la formación ciudadana y la divulgación del conocimiento.
Ser “el decano” no es solo un título honorífico. Es la expresión de un legado periodístico que ha formado generaciones de profesionales y ha inspirado a medios en todo el país. Es, también, la responsabilidad de mantener una línea editorial coherente, plural y vigilante ante los desafíos de la democracia, la libertad de expresión y los derechos humanos.