En un caluroso día primaveral, los trabajadores de una fábrica de árboles navideños del este de China ensamblan las ramas y pintan de nieve blanca las hojas de estos abetos artificiales que decorarán hogares a millas de kilómetros.
Como empresas incontables en la provincia industrial de Zhejiang, sus productos están destinados principalmente a la exportación, un sector seriamente amenazado por la política comercial de Donald Trump y los estratosféricos aranceles del 145% impuestos a China.
El gobierno chino ha respondido con gravámenes aduaneros del 125% a los productos estadounidenses y promete luchar hasta el final, una combatividad que parece contagiarse en esta fábrica en la localidad de Jinhua.