Entre los globos blancos, aplausos y cantos de sus emblemáticos merengues “Volveré” y “Perro ajeno”, entonados por el pueblo, así fue retirado del lobby del Teatro Nacional Eduardo Brito el ataúd con el cuerpo del merenguero Rubby Pérez, mientras eran trasladados para darles cristiana sepultura en el cementerio Puerta del Cielo.
Ante las familias, sus hijos y hermanos, con globos blancos en las manos, rindieron un emotivo homenaje al artista, que perdió la vida en momentos que amenizaba su última fiesta en la discoteca Jet Set Club, la madrugada del martes.
El carro fúnebre que trasladó al cuerpo sin vida del merenguero, conocido como “La Voz más alta del merengue”, fue acompañado por una caravana de vehículos y una batería de periodistas que le rinden el último adiós al artista.