El papa Francisco, hospitalizado desde hace 31 días por problemas respiratorios, aseguró este domingo estar “atravesando un momento de prueba” con un físico “débil”, en su mensaje con motivo del Ángelus que envió por escrito por quinta semana consecutiva.
“Mientras estoy atravesando un momento de prueba”, “me uno a los tantos hermanos y hermanas enfermos: frágiles, en este momento, como yo”, escribe el jesuita argentino de 88 años, que se recupera en el hospital Gemelli de Roma de una neumonía bilateral.
“Nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros”, agrega el pontífice, que, desde su hospitalización el 14 de febrero, no apareció en público ni difundió imágenes suyas.
El último parte médico, difundido el sábado por la noche por la Santa Sede, indicó que su estado de salud se mantenía “estable”, pero que necesitaba aún continuar con su terapia en el hospital pese a su “mejora gradual”.
Como muestra de esta mejoría, Jorge Bergoglio reduce “progresivamente” el uso de una mascarilla de oxígeno por la noche, en beneficio de una cánula nasal de alto flujo, que ya usa de día y que obliga a los pulmones a estar más activos.
Desde su última fuerte recaída, registrada el 3 de marzo, su estado mejoró gradualmente y el lunes su pronóstico dejó de ser reservado, pero los médicos todavía no se pronunciaron sobre una fecha de alta. El Vaticano apunta a una recuperación lenta.