Un video impactante ha llegado a la redacción de nuestro medio, cortesía de Diario Gascue (DG), mostrando una escena que ha encendido las alarmas sobre la imprudencia vial en la capital dominicana. Las imágenes, captadas en el desnivel de la avenida 27 de Febrero, revelan a un joven conductor de motocicleta realizando una peligrosa acrobacia conocida como “calibrando” o “wheelie”, es decir, circulando en una sola rueda. Lo más alarmante es que no está solo, lo acompaña una fémina, aparentemente de la misma edad, lo que duplica el riesgo inherente a esta temeraria acción.
La peligrosidad al límite: Desafiando la gravedad y la vida
La acción captada en el video no es solo una infracción de tránsito; es un acto de temeridad extrema que desafía no solo la gravedad, sino también las leyes de la física y, lamentablemente, las posibilidades de una tragedia. Circular en dos ruedas ya requiere de pericia y atención, pero hacerlo en una sola, especialmente en una vía de alto flujo vehicular como la 27 de febrero, es buscar el desastre.
Los riesgos son múltiples y graves:
Pérdida de control inminente: La estabilidad de una motocicleta se reduce drásticamente al ir sobre una sola rueda, haciendo que cualquier imperfección en la vía, una ráfaga de viento o un movimiento brusco, pueda provocar una caída fatal.
Lesiones catastróficas: Una caída a la velocidad que se desarrolla en un desnivel podría resultar en fracturas, traumatismos craneoencefálicos severos o incluso la muerte, no solo para los ocupantes de la moto sino para terceros.
Peligro para transeúntes y otros conductores: La motocicleta fuera de control puede impactar a vehículos cercanos, ciclistas o peatones, transformando una imprudencia individual en una tragedia colectiva. Imagine el caos y las consecuencias si la moto colisiona con un vehículo que transita a su lado o si la caída bloquea un carril en un punto crítico.
Ejemplo negativo: Este tipo de actos, al hacerse virales, pueden incentivar a otros jóvenes a imitar conductas similares, generando una espiral de imprudencia y aumentando el riesgo general en las calles.
El rol imprescindible de las autoridades: De la disuasión a la sanción
Ante situaciones como la expuesta en el video, el rol de las autoridades es crucial y multifacético. No se trata solo de reaccionar ante el hecho consumado, sino de implementar estrategias preventivas y punitivas que disuadan estas conductas.
Vigilancia y presencia policial: La presencia visible de agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) en puntos críticos y la implementación de cámaras de vigilancia son fundamentales. La tecnología permite identificar y procesar a los infractores incluso después de cometido el acto, como en este caso gracias al video de DG.
Aplicación rigurosa de la ley: Las leyes de tránsito contemplan sanciones severas para la conducción temeraria. Es imperativo que estas sanciones se apliquen con todo el peso de la ley, incluyendo multas, retención del vehículo y, en casos extremos, cargos penales por poner en peligro la vida de terceros. La impunidad solo fomenta la repetición de estas conductas.
Campañas de concienciación: Más allá de la represión, es vital educar. Las autoridades, en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, deben lanzar campañas permanentes que enfaticen los peligros de la conducción irresponsable, especialmente dirigidas a los jóvenes. Mostrar las consecuencias reales de estas acrobacias puede ser un disuasivo poderoso.
Investigación y seguimiento: Con el material audiovisual en mano, la DIGESETT debe iniciar una investigación de oficio para identificar a los jóvenes del video. Dar con ellos y aplicar las sanciones correspondientes no solo haría justicia, sino que enviaría un mensaje claro a otros que contemplan acciones similares.
Este incidente en la 27 de febrero es un crudo recordatorio de que la seguridad vial es una responsabilidad compartida. Mientras los ciudadanos deben asumir su rol conduciendo con prudencia, las autoridades tienen el deber ineludible de garantizar que las normas se cumplan y que nuestras calles no se conviertan en escenarios de acrobacias mortales. La vida de todos depende de ello.