Para el siete de julio del 2021 ya dentro de la República de Haití se estaba gestando los cimientos de una crisis social y política que terminaría de socavar aún más a un Estado y gobierno inestable.
En esa fecha, la tensión política era palpable debido a la situación “compleja” en que se encontraba la gestión de gobierno de Jovenel Moise; el entonces gobernante haitiano había ganado las elecciones para asumir en febrero del 2016, sin embargo debido a la falta de reconocimiento de los resultados de los opositores, el mismo no logró instalarse en el poder hasta inicios del 2017.
A lo largo de su gestión Moise tuvo que lidiar con la inestabilidad al no contar con el apoyo del sistema político para controlar los entonces crecientes niveles de delincuencia de esa nación debido a los altos índices de pobreza que enfrentaba el país; tampoco tenía el respaldo de su partido político, por lo que le costó conformar un gabinete; llegando incluso a tener cuatro primeros ministros durante su gestión de Gobierno.
Cuando en febrero de 2021, los legisladores elegidos en los comicios de Moise cumplieron su gestión, el Consejo Superior Judicial de Haití puso fin a su mandato, sin embargo el entonces presidente no acató el mandato y señaló que debería de mantenerse en el poder hasta 2022 ya que asumió la presidencia un año más tarde que lo que le correspondía.
Esa negativa a dejar la presidencia de Haití lo que ocasionó manifestaciones de la oposición para que dimitiera porque aseguraban que su administración ya había terminado.
Varios meses después, en la madrugada de ese siete de julio, desconocidos irrumpieron en la casa de Moise en Puerto Príncipe y lo asesinaron al propinarle 12 disparos, mientras que su esposa, Martine, fue herida de gravedad.
La versión oficial otorgada los días subsiguientes fue que mercenarios colombianos contratados por una empresa de seguridad en Florida, con el aparente respaldo de ciudadanos haitianos en el exilio, fueron señalados como autores materiales; entre los implicados figuraban el médico Christian Emmanuel Sanon, quien entonces aspiraba a la presidencia, y ex informantes de la DEA y FBI que, según reportes iniciales, tenían contacto con algunos de los atacantes.
El caso judicial
Cuatro años después, la agencia AP reseñó que la investigación hasta el momento sigue estancada ya que ninguno de los sospechosos ha sido encarcelado ni enfrentado juicio en Haití.
Los sospechosos son 17 exsoldados colombianos y tres funcionarios haitianos: un exalcalde, un expolicía y un exempleado del Ministerio haitiano de Justicia que trabajaba en una unidad anticorrupción. Faltan varios sospechosos haitianos clave que escaparon el año pasado después de que una poderosa federación de pandillas asaltara las dos prisiones más grandes de Haití, incluido Dimitri Hérard, exjefe de seguridad del Palacio Nacional de Haití; mientras que otros tres sospechosos, todos colombianos, fueron asesinados horas después de la muerte de Moïse, mientras que un sospechoso clave en el caso, el juez de la Corte Superior de Haití Windelle Coq Thélot, murió en enero mientras aún estaba prófugo.
Cuatro años después
Desde el asesinato de Moise, la crisis de Haití se ha agudizado, con más de 5,600 muertes en 2024 por la violencia de las bandas armadas, según la ONU, pues estos grupos controlan cerca del 85 % del área metropolitana de Puerto Príncipe, la capital.
La cifra es el reflejo de lo que ha sido la crisis sociopolítica en la que Haití se ha sumergido en los cuatro años después del magnicidio del aun, último presidente de esa nación.
Tan solo el año pasado se conformó el Consejo Presidencial de Transición (CPT) cuyo principal propósito es organizar elecciones, las primeras desde el 2016, sin embargo la situación de violencia y avance del control de las bandas armadas, no han permitido la estabilización del país para llevar a cabo los comicios.
Aun con la instalación de una fuerza internacional, que cuenta con un millar de soldados y agentes de países como Kenia, Jamaica, Belice, Bahamas, Guatemala, Belice, Bahamas, Guatemala y El Salvador, la agencia EFE reportó a los 12 meses de su llegada a Haití, que la violencia continúa siendo la gran protagonista y solo en los primeros meses de este año al menos 2,680 personas murieron, según datos del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, por lo que entre la población se multiplican las voces que hablan de ineficacia a la hora de combatir a las bandas.
Cortesía: Listín Diario