La tercera temporada de Dominicana´s Got Talent abrió el telón este miércoles 15 de octubre con un despliegue artístico impactante, que dejó claro que el show ha evolucionado para convertirse en una plataforma con poder transformador.
Desde niños con talento prodigioso hasta voces que abrazan la identidad racial y desafían las normas, el estreno de #DGT3 reveló que esta edición va más allá del espectáculo: es una declaración de propósito.
La noche inaugural, transmitida por Color Visión y en vivo por YouTube, fue un festival de emociones donde cada acto trajo consigo una historia que conectó con la audiencia desde la raíz.
Más que buscar el próximo fenómeno mediático, el programa se posicionó como un espacio donde el arte sirve como herramienta de representación, inspiración y resistencia.
Uno de los momentos más comentados en redes sociales fue el Golden Buzzer otorgado por Nashla Bogaert a Karla Jasmine Estepan, una joven de apenas 13 años que no solo cantó, sino que contó su verdad en forma de canción.
Su tema original, “Cuando regreses de vacaciones“, fue un grito suave pero firme que resonó como himno adolescente en una época donde el arte joven aún lucha por ser tomado en serio.
“Esta niña no solo tiene talento, tiene algo que decir, y eso es más valioso que cualquier nota perfecta”, dijo Bogaert entre lágrimas, reconociendo el impacto de la presentación.
Talento que educa, representa y empodera
El escenario de DGT se llenó de propuestas que rompieron moldes.
Desde Karla Morel, con un performance poético que celebró la belleza afrodescendiente y rechazó los cánones coloniales, hasta Antonio Ferrés, quien con humor e inteligencia habló de salud mental y superación personal, quedó claro que los concursantes no vinieron solo a competir, sino a provocar reflexiones.
El grupo Impredecibles llevó el teatro de improvisación a un público masivo, en un país donde esta disciplina aún lucha por visibilidad, mientras que Private Stars y Rebelión Urbana mostraron cómo la danza urbana, a menudo subestimada, puede convertirse en un vehículo de disciplina y comunidad.