Lo que comenzó como un santuario improvisado para el duelo colectivo, lleno de flores y velas, es ahora un paisaje cubierto por el silencio y casi absoluta ausencia.
A casi un mes de la tragedia, la zona cero del Jet Set hoy es un espacio casi desolado.
Durante los primeros días, familias y personas que perdieron allegados llegaban con ofrendas. Traían fotos enmarcadas de sus seres queridos, arreglos florales recién cortados y velones encendidos.